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9/12/11
Disfraces caseros infantiles.
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15/11/11
Ideas de Packaging para Navidad (I)
2/11/11
Masa básica para crepes
Aunque ya conocéis nuestra principal receta de crepes, en muchas ocasiones elaboramos una variante más sencilla pero igualmente deliciosa de estas delicadas tortitas, sin añadir mantequilla ni licor, la masa básica para crepes la preparamos simplemente con harina, leche, huevos y una pizca de sal, con el añadido de un poco de azúcar si queremos rellenarlas con algo dulce y en ocasiones con otros aromatizantes como el agua de azahar, la vainilla…
La masa básica para crepes es muy fácil y rápida de preparar, pero ya sabéis que esta masa necesita un tiempo de reposo. Dado que los crepes son una preparación muy versátil y que siempre son un buen recurso para hacer un entrante, un plato principal o un postre, además de esta receta básica os mostraremos algunas variantes, tanto de la masa como de sus rellenos. Si en este segundo caso hay muchas variantes, no dudéis que también las hay en el primero, se por utilizar otros tipos de harina (recordad las crepes de avena) o por mojar la masa con otros líquidos, zumos naturales, nata, agua…
Ingredientes (12 uds)
125 gramos de harina floja, 2 huevos, 300 gramos de leche y una pizca de sal.
Elaboración
Tamiza la harina y ponla en un cuenco con la pizca de sal, haz un hueco en el centro y añade los huevos ligeramente batidos, y un poco de leche, empieza a mezclar con las varillas haciendo movimientos circulares, y añadiendo la leche poco a poco hasta verter su totalidad.
Bate con las varillas hasta obtener una crema ligera y sin grumos, si es necesario tamízala. Al batir la masa para crepes, ésta coge aire y se crean burbujas en la superficie, pero como se va a dejar reposar, este aire se escapará.
Cubre el recipiente de la masa de crepes con film transparente o con la tapa del mismo, y reserva en el frigorífico al menos una hora. Este reposo, como os explicábamos en el post Por qué se deja reposar la masa de crepes y otras masas batidas, conseguimos una mezcla más homogénea y densa, ya que las proteínas y el almidón de la harina han absorbido el líquido, y las burbujas de aire se pierden.
Cada partícula de la harina está hidratada del mismo modo y la breve cocción de la masa en forma de crepe será más uniforme. Dependiendo del tipo de harina utilizada, tras el reposo de la masa podemos encontrar que está demasiado densa, en ese caso sólo es necesario añadir un poco más de leche para aligerarla y refrescarla.
Para elaborar los crepes ya sabes, elige una sartén antiadherente, puedes engrasarla con mantequilla o con aceite de oliva. La primera crepe normalmente se desecha y sirve para que toda la sartén esté perfectamente engrasada y no se peguen las que se harán a continuación.
Vierte medio cucharón de masa de crepes (según el tamaño de la sartén deberás poner la cantidad que precise) en el centro de la sartén y voltéala para que la masa cubra toda la superficie, deja cocer un par de minutos y dale la vuelta para que se haga por el otro lado. Repite la operación hasta terminar con la masa y ve posando los crepes en un plato, uno encima de otro, así se mantendrán calientes.
Cuáles son las siete necesidades básicas de los niños a la hora de crecer, aprender y vivir
Los padres podemos leer en muchos sitios que lo más recomendable es que tengamos en cuenta las necesidades de nuestros hijos y ayudemos a satisfacerlas, para que crezcan protegidos (que no sobreprotegidos), autónomos y felices.
El caso es que eso de satisfacer las necesidades de nuestros hijos queda a veces un poco ambiguo y algunos profesionales de la materia se han dado cuenta de que, incluso en los países desarrollados, muchos niños crecen sin que sus necesidades básicas sean atendidas.
Para tratar de evitar esto, Thomas Brazelton, uno de los pediatras más prestigiosos de América, escribió en 2005 un libro junto a Stanley Greenspan, un reconocido psiquiatra infantil, en el que quisieron plasmar las siete necesidades básicas e irreductibles de los niños, que son las que vamos a comentar a continuación.
El libro se titula “Las necesidades básicas de la infancia: todo lo que cada niño necesita para crecer, aprender y vivir”. Cada necesidad equivale a un capítulo, así que lo que podéis leer aquí no es más que un resumen de las siete necesidades.
1. Necesidad de tener relaciones afectivas estables
Los niños necesitan sentirse queridos y sentirse cuidados de manera constante. Los humanos somos seres emocionales, especialmente cuando somos jóvenes. Los autores comentan que es gracias a las emociones que los niños llegan a aprender a razonar y a resolver problemas, por lo que sentirse queridos es básico para desarrollarse emocional e intelectualmente.Según cuenta Brazelton, “no podemos experimentar emociones que nunca hemos tenido y no conoceremos la experiencia de consistencia e intimidad del amor estable a menos que hayamos tenido esta experiencia con alguien en nuestra vida”, que viene a ser algo así como que los niños que crecen sintiéndose amados, respetados y comprendidos son más capaces cuando son adultos de amar, respetar y comprender a los demás.
2. Protección física y seguridad
Los niños necesitan un entorno que les proporcione protección del daño físico y psicológico. El exceso de exposición de los niños a la televisión, con contenidos a menudo inadecuados, y la contaminación del agua y del aire amenazan a los niños. Los autores hablan también de los altos niveles de abuso infantil y de que muchos padres consumen drogas, alcohol y tabaco, aún sabiendo que es perjudicial para sus hijos.3. Experiencias acordes a las necesidades individuales
Cada niño tiene un carácter y un temperamento único. Cada niño es un ser individual que debería ser tratado de ese modo. Adecuar las experiencias a la naturaleza individual de cada niño evita problemas de aprendizaje y de conducta y permite a cada niño desarrollar su potencial. Por eso se recomienda que las personas que eduquen a los niños tengan en cuenta que los sistemas estandarizados (como la educación reglada de los colegios, al menos hasta ahora) debería ser más flexible y que los padres deberíamos evitar comparar a nuestros hijos entre ellos y compararlos con otros niños, evitar las etiquetas y no pensar en lo que “debería ser” o “nos gustaría que fuera”.4. Experiencias apropiadas al nivel de desarrollo
Los niños necesitan cuidados acordes a la etapa de desarrollo en la que se encuentran. Si nuestras expectativas no concuerdan con lo que nuestros hijos son capaces de hacer podemos obstaculizar su desarrollo. Con esto nos quieren decir, entre otras cosas, que los niños tienen que tener tiempo para jugar y para pasarlo con nosotros.No puede ser que un niño de 5 años tenga que pasar media tarde haciendo deberes o ejercicios, ni es realista que un niño de 4 años pase una hora entrenando a fútbol (o el deporte que sea) siguiendo las instrucciones continuas del entrenador, por poner algunos ejemplos.
Muchos padres quieren eso, niños entrenando y mejorando, estudiando y memorizando, cuando la realidad es que a edades tempranas se aburren, se cansan y pueden acabar incluso odiando algo que en teoría deberían amar: el deporte y el aprendizaje.
5. Fijar límites, estructura y expectativas
Como seres sociales que van a ser, viviendo dentro de una sociedad, los niños tienen que conocer las normas sociales. Los autores huyen del castigo físico, que no aceptan como método para enseñar disciplina: “La disciplina significa enseñar, no castigar”.Los padres que muestran paciencia y preocupación por las inquietudes de sus hijos están enseñando qué es le empatía. Los autores son conscientes de que los padres que trabajan mucho tienen poco tiempo para enseñar a sus hijos normas y valores, así que recomiendan que antes de educar se produzca un acercamiento, algo así como establecer una rutina diaria de pasar tiempo con los hijos nada más llegar. En ese momento, pasando tiempo juntos, pueden empezar a crecer todos juntos.
También comentan que es erróneo pensar que respetar las diferencias individuales de los niños sea malo, como piensa mucha gente. Cuando las familias tienen en cuenta las diferencias de desarrollo de cada miembro, cuando respetan esas diferencias, son más capaces de aportar ideas y razonamientos sobre las consecuencias que pueden tener determinados actos y todos participan en la creación y el establecimiento de las normas (por poner un ejemplo, puede llegar a ser absurdo decir a un niño de 6 años que se tiene que ir a la cama a las ocho porque su hermano pequeño de dos años se acuesta a esa hora).
6. Comunidades estables y continuidad cultural
En este capítulo se hace un llamamiento a los padres para que se involucren con la sociedad, para que asuman un papel más importante en la escuela y en el gobierno de la comunidad. Que padres y profesores trabajen en conjunto y no compitan.Los niños necesitan crecer en una comunidad estable en la que haya una continuidad de los valores familiares, del grupo de amigos y de la cultura. De igual modo necesitan darse cuenta de que se respeta la diversidad, para que ellos también la respeten.
7. La protección del futuro
La última necesidad que comentan es la de proteger el futuro de nuestros hijos y no sólo de los nuestros, sino la de todos los niños del mundo. En el futuro las nuevas generaciones y sus familias estarán más relacionadas entre sí, por lo que para proteger el futuro de nuestros hijos debemos proteger el futuro de todos.Foto | Strocchi en Flickr (CC)
En Bebés y más | Criar sin azotes: Comunicación positiva (III), “Nadie respeta las necesidades de otra persona sin conocerlas”. Entrevista a la psicóloga Teresa Garcia, Los famosos límites
Especial Alimentación infantil: recetas para niños a partir de tres años
Seguimos con nuestro Especial Sobre Alimentación Infantil en Bebés y más, en el que vamos a preparar algunas recetas para niños a partir de tres años. Se trata de platos sencillos que en realidad disfrutará toda la familia.
La semana pasada ya vimos en las recetas para niños de entre dos y tres años que a esta edad casi pueden comer de todo, y a partir de los tres años lo habitual es que los niños ya coman lo mismo que el resto de la familia.
Queremos proponeros ideas caseras, baratas y sabrosas para cocinar a vuestros hijos, además con una preparación sencilla que no nos llevará mucho tiempo. Un plato de pollo y otro de sepia, para darnos una vuelta por la granja y otra por el mar, para todos los gustos. A los niños (y a los mayores) les encantarán estos platos.
No especificamos cantidades porque creemos que ya en casa conocéis cuánto comen vuestros hijos y vosotros mismos. Pero, por poner nuestro ejemplo, y en cuanto a los ingredientes principales, necesitamos tres muslos de pollo o dos sepias grandes para comer en cada caso dos adultos y dos niñas de cuatro y dos años.
Muslos de pollo rebozados con sésamo
Esta receta nos encanta en casa. Si queréis darle un toque especial a ese alimento tan recurrente que es el pollo, no hay más que rebozarlo con sésamo y tendrá un sabor y una textura que encanta a los niños. No obstante, recordemos que el sésamo es un fruto seco, y como tal, habremos de estar seguros de que nadie en la familia sufre reacción alérgica a estas semillas.Una vez teniendo claro que no hay alergia, hay que saber que las semillas de sésamo son muy buenas para los niños, son una fuente muy importante de hierro y de calcio. Nosotros usamos semillas de sésamo ya tostadas que venden en bolsitas, aunque se peden comprar crudas.
Si compráis las semillas de sésamo para hacer en casa se dejarán en remojo la noche anterior. Luego se tuestan en una sarten durante aproximadamente 10 minutos, removiéndolas para que no se quemen. Existen variedades de sésamo de diversos colores, claritas y negras, si queremos hacer el pollo visualmente más atractivo podemos mezclarlas.
Los muslos de pollo han de estar deshuesados y abiertos, para que sea más rápido y sencillo hacerlos a la plancha. Tenemos que salar la carne con moderación, recordemos que comemos demasiada sal y eso no es bueno para ningún miembro de la familia. Si os gusta, los mayores pueden darle un toque de pimienta a la carne.
Sólo nos queda añadir el sésamo para que reboce la carne. Hay quien lo reboza directamente, y las semillas se pegan bastante bien. También podemos pasar la carne por huevo batido antes de rebozarlas en el sésamo. Al sésamo se le puede añadir pan rallado para hacer el rebozado más consistente.
Una vez tenemos los muslitos de pollo abiertos y pasados por el huevo y recubiertos de sésamo, los podemos cocinar al horno o a la plancha con un poco de aceite en la sartén. Tanto en la plancha como en el horno hay que dar la vuelta a la carne para que se haga perfectamente por ambos lados.
Esta receta se puede hacer igualmente con pechuga de pollo y otras carnes finas, aunque a nuestro parecer quedan menos jugosas que los muslitos. Si tenemos tiempo, tanto los muslos como otras partes del pollo pueden cortarse en trozos más pequeños, cubos o tiras, si queremos hacer “bocaditos de pollo al sésamo”.
A este plato para que sea equilibrado le falta una buena guarnición de patatas asadas y verduritas al gusto.
Estofado de sepia
Pasamos ahora a un plato más marinero que también comemos a menudo en casa. Se trata de una receta de fácil elaboración, y rápida si empleamos la olla exprés (a fuego lento tardaremos poco más de una hora, hasta que la sepia esté tierna).Para este plato hemos de tener en cuenta que la sepia es un marisco, de la familia de los moluscos, y como tal puede resultar alergénico. La edad de introducción de los mariscos en la dieta del niño varía de unos especialistas y países a otros. Pero en general, a partir de los dos años se aceptan.
Nosotros compramos las sepias congeladas y la dejamos descongelar la noche anterior en la parte baja de la nevera. Trocearemos la sepia en cuadrados o tiras, las patas incluidas. También pondremos unas cuantas gambitas peladas (sirva lo mencionado anteriormente respecto a los mariscos) y almendras picadas. En lo referido a las almendras, que le dan un toque especial a la receta, recordamos que es un fruto seco y sólo las añadiremos si nadie en casa es alérgico.
El estofado se completa con patata, cebolla y guisantes. La patata y la cebolla e incluso los trozos de sepia se pueden sofreír con un poco de pimentón dulce para darle color al estofado.
Añadiendo agua y un poquito de vino blanco, todo se puede cocer al mismo tiempo en la olla a presión durante una media hora, con una pizca de sal. Será mejor que los mayores añadamos después más sal a nuestros platos si lo consideramos necesario, pero es bueno que los niños se acostumbren a comer con poca sal, y no la echarán de menos.
Esperamos que estas recetas para niños a partir de los tres años os hayan resultado apetecibles, os animo a probarlas, veréis que son sencillas y ricas. Pronto volveremos con nuevas ideas. ¡Buen provecho!
Fotos | EvelynGiggles, Augapfel y jlastras en Flickr-CC
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